En la hermosa tarea de criar
a los hijos, los padres deben conocer bien que las diversas
etapas del desarrollo infantil tiene objetivos y tarea específicas.
Mientras para los bebes es comer, dormir y explorar su mundo,
para los adolescentes es desarrollar su propia identidad dentro
del grupo de amigos.
En la etapa de adolescencia,
el joven percibe la necesidad de mayor independencia. En el
proceso de ir alcanzando esta necesidad, algunos logran la
transición sin problemas, pero en otros esta experiencia
puede causarle tristeza y algunas dificultades al relacionarse
con sus padres. Algunos aspectos de esta transición
son normales y aunque causan mucha tensión, no deben
de ser causa de alarma para los padres.Ante ello, es importante que
los papás se preparen para esta etapa esencial para
el hijo y al mismo tiempo lo ayuden para que realice una transición
sin inconvenientes y un mayor éxito en el logro de
las tareas del desarrollo hacia la adolescencia; a continuación
se brindan los siguientes consejos:
-
Brindar un ambiente seguro y amoroso en el hogar.
-
Crear una clima de honradez,
confianza y respeto mutuo.
-
Permitirle al adolescente la
independencia apropiada para su edad.
-
Llevar una relación
con el niño que le permita confiar en los padres cuando
tenga preocupaciones o problemas.
-
Educarlo en la responsabilidad
básica para con sus objetos personales.
-
Enseñarle la responsabilidad
básica de ayudar en la casa.
-
Enseñarle la importancia de aceptar límites.
Entre los aspectos
más importantes de la relación entre los padre
e hijos está la apertura libre del niño para con
sus padres acerca, que lo lleve a compartir sus alegrías
o problemas. Para llegar a esto es esencial la constancia, paciencia
y comprensión, puesto que esta relación se desarrolla
gradualmente, en la medida que se le dedique tiempo al niño.
Es importante aprovechar las oportunidades para estar con los
hijos durante las comidas, contándole cuentos, leyéndoles,
jugando con ellos, durante excursiones, vacaciones y celebraciones.
Especial atención hay
que dar al hijo en los momentos difíciles o tristes.
De esta manera, se crea una base de confianza que le permite
al niño el discutir con sus padres los problemas y
conflictos que surjan durante la adolescencia.
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