El simple hecho de ser padres muchas veces nos atemoriza por la
responsabilidad que implica serlo. La palabra responsabilidad significa
la habilidad de responder ante una realidad, y ésta la consideramos
demasiado grande y difícil, ya que siempre hemos escuchado que "nadie
nos enseñó a ser padres". Esto es una falsa creencia limitante para
justificar conductas nuestras o de nuestros hijos que no queremos
afrontar. ¡Nuestros mejores maestros hemos sido nosotros mismos! Y no
hemos caído en cuenta. A partir de haber vivido una infancia feliz o
infeliz, yo sé qué es bueno para un niño, qué siente un niño, la
perspectiva de un niño, qué lo puede dañar y cómo me gustaba a mí o me
hubiera gustado que me trataran. Así que es a partir de mi vivencia de
mi infancia, yo aprendí a ser un buen padre o una buena madre.
Hay un postulado que dice que
en toda experiencia hay una enseñanza implícita. Aquí el problema es
nuestro libre albedrío ¿cómo quiero pensar en mi infancia? ¿Retomando
esta experiencia como una etapa de sufrimiento, incomprensión, carencia
de amor, o de enseñanza donde yo aprendía qué es bueno para un niño y
qué no lo es? Pero nuestras conductas actuales las justificamos en base a
las conductas de nuestros padres, sin asumir nuestra responsabilidad.
Obviamente que hay un paquete que vengo cargando y que me conforma
actualmente, pero éste no es determinante. Yo tengo la capacidad de
corregirlo, y esto es más fácil si lo hago desde mi experiencia como
niño.
La Programación Neurolingüística nos puede facilitar que el
ser padre o madre sea más agradable y menos estresante. Todos nosotros
hemos sido hijos o hemos tenido a alguien que fungiera como padre o
madre, así que esta etapa por muy difícil que haya sido la hemos vivido.
Hemos tenido infancia y por lo tanto hemos pensado como niños, hemos
actuado como niños y hemos sentido como niños.
Muchas veces este
hecho se nos olvida y nos centramos en el pensamiento y la conducta de
adulto para tratar de comunicarnos con nuestros hijos siguiendo, muchas
veces los patrones de nuestros padres o tutores. Repitiendo,
probablemente conductas que en su momento nos pudieron afectar y marcar
para siempre. ¿Por qué solamente repetir la experiencia desde el papel
de padre o madre? Podemos retomar y acceder a lo que sabemos, pero que
muchas veces ignoramos que sabemos, a la experiencia de ser niño. Esto
puede ayudarnos a generar soluciones ante el reto de ser padres.
¿Que opinas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario